Viaje Educativo

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lunes, 10 de marzo de 2014

Los videojuegos: ¿Aliados o enemigos de la educación?

Por: Ángel Ordóñez



El juego es una actividad innata, universal, atemporal y propia de la infancia que sigue a la vida del ser humano en sus diferentes etapas evolutivas. Pero a diferencia de los adultos, para quienes se identifica claramente cuando están jugando y cuando no, los niños y niñas viven su evolución como un juego en sí misma.

Es por ello que nuestro acercamiento como educadores será a través del juego. El juego infantil constituye la acción en la que el niño o niña satisface su necesidad de aprender.

Hay grandes estudios de refutados investigadores como Freud o Piaget que relacionan el juego con el desarrollo y aprendizaje del niño, pero en esta ocasión queremos detenernos en un tipo de juego muy concreto, moderno, en creciente desarrollo y expansión y que ha venido a cambiar los esquemas tradicionales del juego. Se trata de los videojuegos, cada día más consumidos por los niños y a edades más tempranas.

Muchos son los especialistas de la salud que advierten sobre los efectos negativos de pasar largas horas sentados frente a la pantalla del ordenador o de la televisión, aislados de la realidad. Sin embargo, otros especialistas destacan que los videojuegos también pueden ayudar a los niños en su desarrollo intelectual y emocional en un mundo cada vez más virtual, marcado por el uso de las nuevas tecnologías, en el que los futuros docentes debemos estar en continuo reciclaje y actualización.

  • RIESGOS:


Se ha hablado mucho de los riesgos y los efectos negativos de los videojuegos sobre el desarrollo de los niños, hasta el punto de que ha llegado a verse como una amenaza para su salud. Todo reside en el uso, o más bien abuso (si hablamos de problemas), que se haga de ellos. Entre los principales riesgos de los videojuegos para los niños está el sedentarismo (puede propiciar la aparición de la obesidad) y el aislamiento social y la soledad (necesitamos relacionarnos por naturaleza. Los videojuegos pueden aislarnos del mundo exterior y nos atrapan en una realidad virtual. Los niños cada vez juegan menos con sus homólogos en el parque). Esto puede desembocar igualmente en problemas de empatía, depresión e incluso estrés. Para evitar estas situaciones hay que limitar las horas de juego y fomentar la actividad extraescolar deportiva o cultural, la interacción social con iguales.

  • BENEFICIOS:


Cada día es mayor la demanda para introducir las nuevas tecnologías en las aulas, desde primaria hasta el fin de la escolarización, y algunas voces se atreven incluso a hablar de los beneficios de los videojuegos para el desarrollo intelectual y emocional de los niños. Marc Prensky, por ejemplo, afirma que la falta de atención de algunos niños en la escuela podría deberse a que los métodos educativos empleados no consiguen más que desmotivar a los niños, a quienes les resultan quizá demasiado ajenos, como si fueran de otra época.

Por tanto, entre los beneficios de los videojuegos, muchos estudiosos señalan que cumplen la función primordial de divertir, adecuan a los niños a la nuevas formas de interacción y comunicación que rigen el mundo hoy y que lo harán aún más determinantemente en el futuro (los prepara en el uso de las nuevas tecnologías y la actualización desde pequeños), permiten a los niños correr riesgos cuyas consecuencias sólo se dejan notar en el juego (ayuda a la toma de decisiones), los videojuegos de hoy se parecen mucho más a los libros de lo que parece (la historia de desarrolla conforme el jugador va superando las pantallas, comprometiéndole hasta el desenlace, como en los libros), hace al niño más activo (los niños aprenden a perder antes que a ganar y a no frustrarse si quieren lograr sus objetivos), y, además, les enseña a ser tenaces para alcanzar sus metas u objetivos.

Además, hay personas como Dafne Bavelier que van incluso más allá e indican que los videojuegos “permiten a sus adeptos mejorar ciertas habilidades relacionadas con su cerebro y percepción, como en la agudeza visual o la capacidad de prestar atención”, lo que conlleva que los niños que juegan a videojuegos logren mejores resultados académicos que los que no lo hacen. En este sentido, en un futuro cercano los videojuegos podrían ser una herramienta clave con fines educativos.


Por tanto, parafraseando a la neurocientífica Dafne Bavelier, podríamos resumir todo lo explicado señalando que “el efecto de los videojuegos en el cerebro es parecido al del vino en la salud, hay que elegir bien y con moderación". Así, los futuros docentes de primaria no pueden simplificar y añadirle la etiqueta de enemigo a una herramienta que bien regulada y utilizada con moderación y razonamiento puede ser útil en la estimulación de los cerebros de nuestros jóvenes alumnos y en la familiarización de éstos con las nuevas tecnologías que configuran nuestra existencia.

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